lunes, 1 de abril de 2013

Kuala Lumpur

01-03.04.2013
Bienvenidos a la capital de Malasia.
Bueno, no tan rápido. Como ya comenté anteriormente, esta semana había vacaciones escolares en Malasia. Eso quiere decir que los malayos, como los españoles, huyen de la gran ciudad. Pero claro, en algún momento tienen que volver. Es por eso que desde Tanah Rata a Kuala Lumpur, unos 300 kilómetros, hemos tardado ocho horas. Terrorífico. Peor que esos domingos de resurrección en la A3 o A6 dirección Madrid. Pero mirando el lado positivo, esta vez el autobús era cómodo, no había cucarachas y llevaba existencias de frutas y galletas para comer tres días. Resultado: llegada a KL a la 1 de la mañana en lugar de a las 21 previstas.
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A la llegada a la estación de KL Sentral, lógicamente, ya no hay metro. Otros dos extranjeros están igual de perdidos que yo, con la diferencia de que Jack y Daniela no tienen hostel donde quedarse. Les sugiero que vengan al mío, que la recepción está abierta seguro, y además así podemos compartir el taxi, que por la noche lógicamente no nos quieren poner el taxímetro ya que somos carne 100% cañon de primera clase. A pesar del timo, llegamos sanos y salvos, con camas para todos, que al final es lo que importa.

KLCC
El centro de Kuala Lumpur tiene dos “highlights” en forma de edificios altos: la torre KL y las torres Petronas. La primera es una torre de comunicaciones con un observatorio y restaurante a semejanza del Pirulí madrileño.
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Las segundas son dos torres paralelas unidas por un puente a 170 metros de altura, que cobijan el cuartel general de la petrolera malaya Petronas. También son sede de otras muchas compañías, como por ejemplo Al Jazeera Asia. Fueron diseñadas por el arquitecto argentino Cesar Pelli, y su estructura de planta está basada en una estrella de ocho puntas, con evidentes influencias islámicas.
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Actualmente vale subir unos 20€ por persona, y los lunes, que es el día que hemos ido, está cerrado.
En la base de las torres se encuentra el centro comercial Suria KLCC, con todo tipo de tiendas para los bolsillos más pudientes.

Chinatown
Tras recorrer KLCC, tomamos el monorraíl hasta Chinatown.
DSC_0291En Chinatown, lo más famoso es el bazar de la calle Jalan Petaling, donde es posible encontrar todo tipo de falsificaciones y chuminadas variadas.
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Allí aprovecharemos también para comer, en un puestecito muy majo del Food Court de Chinatown. Por 7 ringit (1,75€) un plato de pollo picante con guarnición de arroz. Para ser la capital del país, nada mal.

Plaza Merdeka y alrededores
La plaza Merdeka era un antiguo campo de cricket donde fue proclamada la independencia de Malasia en el año 1957. Hoy en día es probablemente la plaza más famosa de la ciudad, corazón de la KL colonial, incluyendo el mástil de 100 metros de altura, mostrando la enseña nacional al mundo.
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Rodeando la plaza se encuentran algunos de los edificios más representativos de la ciudad, como el Royal Selangor Club o el edificio Sultan Abdul Samad, con su mezcla de estilos victoriano, morisco y mugal.
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Little India
Para concluir el primer día de exploración por KL, seguiré caminando hasta Little India. Supongo que será el haber pasado casi un mes en India lo que me empuja otra vez a buscar el olor a curry. Caminando por la Jalan TAR, doy con ello y sus innumerables restaurantes vegetarianos, tiendas de “sharees” y puestos callejeros.
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Mezquita nacional
Empezando un nuevo día, emprendo rumbo a la Masjid Negara, o mezquita nacional, localizada relativamente cerca de la zona de Pasar Seni, donde tengo el hostel. Para llegar, primero atravesaré la antigua estación de ferrocarril de KL, de estilo neo morisco, mugal y sarraceno, contruida por el británico Arthur Benison Hubback.
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Allí, sobre las vías, me cruzaré con Nelson, chino-malayo con el que me entretengo media hora tratando de solucionar el mundo, hablando de la crisis y los problemas tanto de Malasia como de España.
La mezquita nacional es bastante decepcionante. Por dos motivos principalmente, ya que me esperaba bastante más, y porque gran parte de la mezquita no es visitable.
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Aquí he conocido a un grupete de riojanos con los que he estado un rato tomando algo y han aprovechado para sacarme una foto.
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Pero qué “mono” estoy con mis hábitos…
Mercado de Chow Kit
Tras la visita a la mezquita, me monto en el MTR y voy hasta Chow Kit, uno de los mercados más famosos de la ciudad. Antes, de camino, a comer por supuesto. Nasi ayam, o lo que viene siendo un clásico arroz con pollo en salsa y zumo de naranja recién exprimido, con los locales.
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En el mercado encontraremos todo tipo de productos, desde textiles hasta souvenirs, pero sobre todo productos alimenticios como carne, pescados, frutas, verduras, cosas que no se sabe ni lo que son…
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Jalan Alor
Y siguiendo con la comida, me voy a dar un paseíto hasta la zona de Bintang, conocida por sus centros comerciales, restaurantes y bares. De casualidad me he topado con la calle Jalan Alor y sus interminables puestos de comida.
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Amén de empacharme de durian (la fruta de los reyes que huele a h*****), se pueden degustar todo tipo de platos desde la cocina puramente malaya a la india, pasando por la china, nyonya, tailandesa, etc.
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Central Market
Si queréis comprar souvenirs, una de las alternativas es el mercado central, justo al otro lado de la Jalan Tun Tan Cheng Lok. Este mercado cubierto está hecho por y para los turistas, así que preparaos para pagar el impuesto revolucionario aplicado. En caso contrario, siempre podéis ir a Chinatown, a 5 minutos caminando.
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Yo vengo porque me he hecho adicto al té con leche y sabores de uno de los puestos del mercado. Sí, también venden el famoso “bubble tea” (¿te suena Arturo?), pero yo soy un tío más sencillito. Un simple té con leche y extracto de mango, ciruela, frambuesa… Irresistible.
Aquí he hecho una paradita el último día para comer. Estando sentado en un restaurante indio se me ha acercado un indio-malayo (malayo de etnia india). Me ha ofrecido un sitio en su mesa en la sala con aire acondicionado, ya que él también estaba comiendo solo. Tras dos horas de comida y conversación, Kumar se ha ofrecido a pagar mi comida, como un gesto por haberle dejado compartir la comida conmigo. No dejan de sorprenderme estos malayos.
Y esto ha sido lo que ha dado de sí Kuala Lumpur. A modo de conclusión, una ciudad asiática diferente, muy alejada de la caótica Bangkok por ejemplo, con grandes rascacielos abriéndose paso en el horizonte conjugados con pulmones verdes, fusionándose con la arquitectura colonial victoriana, queriéndose cada vez parecerse más a su prima rica del sur (Singapur) que a los vecinos desorganizados del norte. Supongo que es un reflejo del país que quiere ser Malasia. Y si siguen así, creo que van por el buen camino.
airasia
Grata y, en cierta parte, inesperada sorpresa Malasia. Crisol de culturas, razas y gentes, no creo que os decepcione si decidís dejaros caer por aquí.
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Igual volveré, quién sabe. Pero es momento de poner rumbo a la siguiente etapa del viaje.
¡你好 China!

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