Hanoi, capital de Vietnam (y de la comida callejera)

21.05-23.05-2013
Bueno, aquí estamos emitiendo desde la capital de Hanoi. Tras 18250 horas (bueno, 14) en un autobús litera desde Hue recorriendo 700km, llego a Hanoi junto con Simon, alemán que he conocido unos días atrás. Nos hemos pegado el viaje de la muerte entre vietnamitas, turistas, cucarachas y demás insectos varios. Creo que después de este viaje se me van a quitar las ganas de volver a coger autobuses de largo recorrido por una temporada.
Tras enfilar la entrada a Hanoi, algo me llama poderosamente la atención. Muchísimos restaurantes que exhiben en sus escaparates animales asados estilo cochinillo, pero que evidentemente no son cochinillos… Uno, dos, tres, cientos… Revisando mi guía de viajes veo que sí, que efectivamente, en Hanoi hay una calle (Nghi Tam) especialmente conocida por su gran cantidad de restaurantes de comida de… PERRO. Se dice que la mitad de los perros comidos en Vietnam se comen en Hanoi, así que cuidado aquellos que tengáis perros como mascotas.
Pero pasemos a otros temas más agradables. Una vez aterrizados en Hanoi, para variar, el mismo show de siempre. Hordas de vendedores, taxistas, motoristas, representantes de hoteles, guesthouses, hostels y demás changarros intentando hacernos el lío nada más bajar del autobús. Como no me interesa lo más mínimo lo que venden, me dirijo hacia la zona cercana al “Old quarter”, donde se sitúan la mayoría de hostales y hostels, para buscar un sitio donde dormir.
Como me apetece conocer gente, me decido por el Hanoi Backpackers Hostel, en una habitación con 34293293 ingleses chalados. 100000 Dongs la noche y ya tengo sitio donde caerme muerto.

Ya con la mochila tirada, empecemos a recorrer la ciudad, pero no sin antes introducir algún factor de la capital de Vietnam. Decir que es la segunda ciudad en población del país, con unos seis millones y medio de habitantes, sólo superada por Ho Chi Minh City, con algo más de siete. Es una ciudad… curiosa. Lo descubriréis a lo largo de la entrada
Gracias a la herencia francesa (fue capital de la Indochina francesa de 1902 a 1954) cuenta incluso con una catedral católica. Fue completada en el año 1886 y se dice que recuerda a Notre Dame, en París.
La zona antigua de Hanoi ofrece una mezcla entre edificios coloniales y el chabolismo al que estoy últimamente acostumbrándome de las ciudades del sur de Asia. Por supuesto, entre los habitantes de la metrópolis también se aprecia la variedad, la mezcolanza entre los últimos teléfonos móviles, coches, motocicletas, y los carros de burros, las gallinas por las calles y los vendedores ambulantes más tradicionales. Ah, sí, y como no podía ser de otra manera en Vietnam, es el caos. Os acordáis de las aventuras para cruzar las calles en Ho Chi Minh City, ¿verdad? Pues aquí más de lo mismo, pero peor.


Continuando mi periplo por la ciudad, llego al lago Hoàn Kiếm, en pleno centro de la ciudad. Tanto locales como turistas se juntan en este soplo de aire dentro del monstruo de asfalto, tanto para pasear, como leer, meditar o hacer ejercicio. A uno de los lados se encuentra el templo Ngoc Son, mientras que al otro se localiza la torre de la tortuga, que ilustra la leyenda de la tortuga dorada, que emergió de las aguas para pedir al emperador Le Loi que le devolviera su espada.



Una de las atracciones para visitar en Hanoi es el templo de la literatura. El complejo es una joya muy bien conservada de la arquitectura vietnamita, comprendiendo cinco patios entre los distintos pabellones, y se considera que fue la primera “universidad” del país.


Otra de las cosas a destacar de Hanoi, como en el resto de Vietnam, es la comida callejera. Hay millones de puestecitos callejeros ofreciendo comida, la mayoría distintas variedades de noodles o arroz. Qué llevan concretamente de acompañamiento no sabría decir. Mi vietnamita se limita a saber cómo se dice ternera y pollo. El resto de animales comestibles en este país (que deduzco que son muchos) me son desconocidos. Además, no deja de ser curioso sentarse en las sillitas de Pin y Pon, que parece que estamos sentándonos a tomar el té con la señorita Pepis.

Por cierto, aunque ya lo debí comentar en su momento, es curioso el tema de la moneda en Vietnam. Aquí se utiliza el Dong. En estos momentos, un Euro equivale aproximadamente a 27000 Dongs, con lo que es bastante normal andar con cientos de miles, qué digo, con millones de Dongs en el bolsillo. No deja de ser curioso el sentirse dong-millonario por un momento.

Y como veis en la foto, un plato de comida callejera vale unos 30-35000 Dongs, es decir, poco más de un Euro. El qué es, no lo sé, pero total lo que no mata engorda, así que “pal buche”.
De vuelta al hostel, una foto más del lago de Hoàn Kiếm, con la torre de la tortuga de fondo.

Bueno, ¿qué os está pareciendo de momento Hanoi? Hoy tocará visitar al tío Ho, como dicen aquí los lugareños. Porque sí, como buena república bananera, perdón, paraíso comunista, le han dedicado un complejo-mausoleo al fundador de la patria, el archiconocido Ho Chi Minh.

¿Y qué os puedo contar del mausoleo del tito Ho? Bueno, pues decir que para muchos vietnamitas, Ho es el santo entre los santos, el más grande, el elegido. Como buen lider comunista, en la línea de los Lenin, Stalin y Mao, descansa en un sarcófago de cristal en un edificio monumental. Se construyó a pesar de su expreo deseo de ser cremado, entre 1973 y 1975, usando materiales traídos de todo el país. Ah, y como dato curioso, el cuerpo embalsamado del bueno de Ho se pasa todos los años tres meses de vacaciones en Rusia, para tareas de mantenimiento. En fin, no tendrán otra cosa estos vietnamitas en qué gastarse el dinero…
Y ya de estar aquí, habrá que visitar el resto del complejo, que comprende la casa elevada del tío Ho, la pagoda de un pilar y el palacio presidencial. Interesante cuanto menos.
Tras concluir en el complejo, regreso de vuelta al casco antiguo, por decirlo de alguna manera. Por supuesto, caminando, que es la mejor manera de conocer la ciudad. Bueno, y también porque el sistema de autobuses aquí digamos que es un poco caótico si no eres local…
Pero no nos olvidemos que estamos en Vietnam. Y menos, que la mayoría de personas no vivían igual de bien que el tito Ho. Como muestra un ejemplo:

Iluso de mí. Yo que pensaba que en el comunismo todos éramos iguales y teníamos los mismos derechos. ¿Os podéis imaginar a algún líder comunista viviendo en esas casas y jugando entre las vías? Quizá es momento de plantearse si la humanidad no hace algo mal…

Y ya de vuelta, qué mejor que terminar la noche tomando unas bia hoi, cerveza típica de Vietnam, que se hace en el día y que se encuentra normalmente en barecitos por todo el país. Suele costar entre 3000 y 5000 Dongs por jarra, lo cual son…redoble de tambor…unos 15 céntimos. O lo que es lo mismo, con un Euro en este país acabarás como las Grecas en sus mejores actuaciones. Eso sí, hasta las 12 de la noche. A esa hora vendrán las milicias comunistas (es decir, la policía) cerrando bares uno por uno. Esto es literal, observado por un servidor. Aunque si tienes la suerte de encontrarte con una panda de ingleses trastornados que se conocen todos los rincones ocultos de la ciudad, es posible que puedas alargar un poco más la noche .
Antes de partir al siguiente destino, os dejo con algunas fotos más de la capital del país, por si no habéis tenido suficiente.