lunes, 18 de marzo de 2013

Perhentian Islands

18-23.03.2013
Desde Melaka, Martin, Sandra, Karl y yo decidimos dirigirnos al note del país, concretamente a las islas Perhentian. Son dos islas en la costa noreste del país, famosas entre los amantes del submarinismo y el snorkeling.
Para llegar allí, primero tenemos nueve horas de autobús nocturno hasta Kota Bahru, capital del estado de Kelantan (uno de los más musulmanes, conservadores y pobres de Malasia). Desde aquí, bus local a Kuala Besut y luego el barquito rico rico hasta las islas Perhentian (en malayo, Pulau Perhentian).
Mientras esperamos en Kota Bahru (o como Martin dice, Ullan Bator), nos damos una vuelta por la ciudad. Pero ya os aviso, si algún día estáis en Malasia, cuanto menos tiempo paséis en Kota Bahru, mejor. De cualquier manera, siempre hay hueco para alguna fotillo ilustrativa:
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Y como siempre, haciendo amigos entre los lugareños, que como ya he comentado en algún otro post, siempre se muestran agradables con los extranjeros:
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Tras la plática con mi amigo el de la foto, ponemos rumbo a Kuala Besut para coger el barco a Perhentian.
DSC_0689Las Perhentian son un paraíso tropical de aguas cristalinas y espesa jungla conformado por dos islas, Kecil (pequeña) y Besar (grande). La grande cuenta con los resorts de lujo, restaurantes chic, etc. La pequeña comprende la mayor parte del alojamiento asequible, es decir, la de los mochileros. Venga, os voy a poner otro acertijillo: ¿a cuál de las dos vamos a ir? Exacto, a la “piccola”. Ni soy chic ni ando podrido de pasta, así que fácil decisión. Una vez allí, otra decisión: "¿Long Beach o Coral Beach? Le haré caso a una americana que he conocido en Melaka y que me ha recomendado Long Beach. Eso sí, el barquito nos deja en Coral Beach, ya que dice el señor capitán Pescanova que al otor lado no puede llegar por las olas. A mi parecer, aquello está más calmado que el pantano de San Juán. Le quería ver yo al malayo en la Costa da Morte. Iba a ver el amigo lo que son olas…
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Sobre la isla, decir que básicamente son dos playas semiurbanizadas comunicadas por una senda que cruza a través de una colina. No hay carreteras ni vehículos a motor y, el resto, son calas desperdigadas rodeadas de jungla, siendo muchas de ellas solamente accesibles mediante barco.
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Tras una inspección a las cabañas de la zona, decidimos quedarnos en el Lemon Grass. Las “edificaciones” son cabañas espartanas de madera, reconstruidas cada año debido al Monzón, que cuentan con una cama, mosquitera, y una mesa estilo “Lack” de Ikea. ¡Ah! Y porche con hamaca. El baño, compartido, y el precio, 35 ringit (algo menos de 10€). Por estar a 20 metros de la playa, más no se puede pedir.
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De vuelta a la playa, lo primero que llama la atención es el agua. Como comentaba anteriormente, una de las características de las islas es contar con un litoral cristalino. Y puedo dar fe de que es verdad. Definitivamente creo que no he visto nunca un agua tan clara como la que hay aquí. Totalmente transparente. Sin palabras.
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En Kecil, por otro lado, hay que tener muy clarito a lo que se viene. El que quiera encontrar en estas islas algo similar al jolgorrio y desmadre tailandés, que se olvide. Aquí se viene a bucear, hacer submarinismo, o tocarse las narices en la playa. Aunque hueco para el buen comer y el disfrutar de una cerveza en la playa también hay.
Es habitual que los restaurantes organicen barbacoas en la playa, pudiendo degustar pescado o marisco de la zona, hecho a la brasa y acompañado de arroz, patata asada, pan de plátano y fruta, así como un zumo de bienvenida cortesía de la casa por 15 ringit (4,25€).
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Cerveza no hay en los restaurantes ya que aparentemente no tienen licencia para servir alcohol, pero nada ni nadie impide que al lado de cada uno se pueda ver una nevera con un cartel anunciando cerveza y licores locales. Hecha la ley, hecha la trampa.
Observad algunas de las playas que adornan las Perhentian. Si nos adentramos un poco por la jungla podemos acabar en alguna calita en la que estaremos absolutamente solos, sin nadie que nos moleste, donde poder pasar las horas disfrutando del sol, del mar, y en mi caso, de un buen libro. Lo dicho, paraíso en la tierra.
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Fijaos si se estará a gusto que aunque en principio venía con idea de quedarme tres días, me he acabado quedando cinco. ¿La culpa? Además de la playa, el submarinismo. ¿Los detalles? En el próximo post.

2 comentarios:

  1. Aunque Menorca, donde estamos, es bonita, no se puede comparar con las playas de aguas cristalinas que se contempla en las fotos con las que nos deleitas. Sigue disfrutando de tu viaje Nacho.

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  2. Graaaaaaacias padre. Un beso fuerte desde Malasia

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