miércoles, 13 de marzo de 2013

Singapur

13-14.03.2013
Bienvenidos a la ciudad-estado de Singapur.
Tras el paso por India, volvemos al mundo civilizado, es decir, Singapur. Es una ciudad estado de más de cinco millones de habitantes que, tras ser colonia británica y posteriormente parte de Malasia, se ha convertido en una de las economías más potentes y boyantes en el panorama actual.
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He llegado aquí procedente de Thiruvanantapuram, tras cuatro horas y media de vuelo y dos horas y media de diferencia horaria. Resultado: estoy reventado.
Como soy un tío previsor, me presento en el hostel más asequible con relativamente buena valoración que he localizado, sin reservar. Por suerte, tienen una camita para mí disponible para las dos noches que tengo planeadas. Como diría un tipo que salía en la tele cuando éramos pequeños: “Me encanta que los planes salgan bien”.
Mi idea en Singapur es pasar un par de días antes de emprender viaje a Malasia, así como encontrarme con mi ex-compañero de trabajo Martin y su familia, que están haciendo un viaje similar al mío pero en sentido contrario.
Primeramente, antes de que lleguen ellos, un poquito de caminar por la ciudad.
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Singapur es una ciudad moderna, que quizá mezcla Asia con Norteamérica, con multitud de rascacielos flanqueando templos, multirracial y multicultural, y que llama la atención por su extrema limpieza. Para los fumadores como yo, llama la atención que sólo está permitido fumar en aquellas zonas que cuentan con ceniceros. Una colilla al suelo está penalizado con 200 dólares de multa, así como 130€.
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Como buena ciudad asiática, cuenta con un “Chinatown”, el que daré también mis primeros pasitos y degustaré mi primera delicatessen local.
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De ahí, paseíto al hostel y al encuentro de Martin, Sandra y el pequeño Karl.
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Todos juntos, nos vamos poniendo al día y nos dirigimos a la zona de Marina Bay, presidida por el imponente “skyline” y el Marina Sands, un edificio impactante compuesto por tres pilares y una parte superior en forma de barca que lo corona. Allí hemos conocido a otro alemán, para variar, que ha sido tan “nett” de dejarme su trípode y así poder sacar las que deben ser las primeras fotos decentes del viaje. Juzgad vosotros mismos.
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El día siguiente lo vamos a aprovechar a recorrer Singapur a la luz del sol. Chinatown de nuevo, Little India, etc, visitando incluso alguno de los hoteles de la bahía, con sus piscinas infinitas, en las que seguramente tomarse una cerveza me cueste más que todo el resto de mi estancia en Singapur. Eso sí, al ir acompañados del pequeño Karl, parece que todo el mundo nos hace la pelota y nos dejan pasar gratis a dar una vuelta. ¿Quiere decir eso que ya es hora de ser padre? No, la respuesta es que de momento seguiré siendo el tío Nacho.
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De ahí, cerveza en la “food court” de la bahía, degustando especialidades locales de marisco a precios populares y planificación del siguiente movimiento.
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Mientras tanto, el pequeño Karl haciendo de las suyas…
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Nos espera otro mundo nuevo, desconocido para mí y para muchos: Malasia.

1 comentario:

  1. Impresionantes fotos. ¡Qué contrastes! Que sigas disfrutando de tu aventura asiática, Nacho.

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